lunes, 7 de febrero de 2011

LA PROCESION DEL CORPUS DE SAN PETERSBURGO DE 1918

A principios de siglo XX, antes de la Revolucion Comunista, el numero de Catolicos que transitaban por las calles de San Petersburgo, entonces Petrogrado, era muy alto, alrededor de un 7%. De este hecho, frecuentemente olvidado, hablaremos en algun articulo posterior. En este, teniendo en cuenta que una imagen vale mas que mil palabras vamos a centrarnos en la procesion del Corpus que recorrio las calles de San Petersburgo el dia 30 de Mayo de 1918. A los pocos meses empezaria la persecucion leninista que acabaria con el gran florecimiento catolico de inicios del siglo pasado en la capital del Imperio Ruso.



Ya un año antes, el 4 de Junio de 1917, otra procesion multitudinaria habia recorrido las calles de San Petersburgo, pero parece que en esa ocasion no se llevo el Santisimo Sacramento. En esa primera procesion participaron tambien miles de catolicos. Llamaba la atencion la participacion de sacerdotes del rito latino y del rito bizantino y la presencia de muchos soldados catolicos.

La procesion del Corpus de 1918 fue organizada tambien por el sacerdote decano de la ciudad, prelado Budkevich, hoy en proceso de beatificacion ya que murio fusilado por los bolcheviques en marzo de 1923. En esta procesion participaron el Arzobispo Ropp, el siervo de Dios Obispo Jan Cieplak y el beato Exarca de rito catolico bizantino Fedorov. La procesion arrancaba de dos diferentes lugares: la Iglesia de Santa Catalina en la Avenida Nevskiy, centro neuralgico de la ciudad y la concatedral catolica de la Asuncion. Ambas columnas se unian para celebrar la Santa Misa en el cementerio catolico junto a la Iglesia de la Visitacion de Maria.


La participacion fue impresionantemente numerosa: algunas fuentes hablan de 40.000 participantes, lo cual significaria un poco mas de la mitad de los catolicos residentes en aquel momento en Petrogrado.

El significado de esta procesion es tambien muy importante. La procesion muestra el inmenso crecimiento del catolicismo en Rusia a principios del siglo XX, especialmente despues de la Ley de Libertad Religosa de Nicolas II en 1907. Algunos pensaban que por fin habia llegado el momento de la libertad para los catolicos en Rusia, pero se equivocaron. La procesion fue el principio del fin. Por eso algunos denominan a esta procesion el Domingo de Ramos de la Iglesia Catolica en Rusia. Fue un momento de gloria. Despues, muy poco despues, comenzo la Pasion. En 1938 solo quedaria en San Petersburgo una iglesia catolica abierta a la que acudirian unas pocas decenas de catolicos.

Transcribimos a continuacion el testimonio del sacerdote Francisk Rutkovskiy, que participo en la procesion. El testimonio esta tomado de una biografia que este sacerdote escribio sobre el obispo Cepliak y por eso se refiere especialmente a el:
«Antes de que el mal comenzase a imponerse, los catolicos de Petersburgo vivieron todavia un momento solemne y alegre para la Iglesia. El 30 de Mayo de 1918 por primera vez en la historia de esta ciudad, la procesion del Corpus Christi recorrio sus calles. Cristo, bajo la especie del pan, en el esplendor de su majestad, como Vencedor, daba su bendicion al mundo. La procesion comenzaba en la Iglesia de Santa Catalina e iba por las Avenidas Nevskiy y Lineyniy hasta la iglesia del cementerio Viborgskiy.

Salieron el clero de ambos ritos, los profesores de la Academia de Teologia con el rector a la cabeza, muy despacio desfilaban las diversas Ordenes vestidas con sus habitos, seguia la corriente de la multitud de la gente, desfilaban las hermandades, las diversas asociaciones civiles, las agrupaciones sociales, se oia el rumor de los estandartes, por doquier se derramaban las flores. Desfilaban en mayor numero los polacos, y con ellos los bielorusos, los lituanos, los letones, los rusos catolicos: alli estaba todo el Petersburgo catolico, y el cielo inundado por la luz del sol fue golpeado por el majestuoso himno “Para Ti la gloria”. Cantaban acompañados de la orquesta de la parroquia de Santa Catalina. Y, junto con la procesion y los cantos, todo era traspasado por la profunda corriente de un hondo y aquietado silencio, como un soplo ondulado y Cristico de paz y amor. Y tan grande era la majestad de esta marcha que todos los concurrentes cayeron de rodillas, se quitaron los sombreros y con admiracion contemplaron la escena incomprensible y jamas vista que tenian ante si: la union de los ritos y de las nacionalidades bajo un solo pastor y un solo orden. Ni uno solo de los participantes se atrevia a resollar, al contemplar a tantos como caminaban en estas filas, ni uno solo de ellos, movido por el odio, se tapo la mirada ante el resplandor que emanaba de esta luminosa muchedumbre.
Presidia la muchedumbre el nuevo ordinario de la Diocesis de Moguilev, metropolita Ropp. El Obispo Cepliak caminaba cerca del baldaquino, silencioso y recogido en oracion. Se cumplian sus sueños, veia los ejercitos de Cristo, extendidos mas alla de las murallas de los templos...

La procesion termino. La solemne Santa misa se celebro bajo el cielo abierto. Ante el altar del cementerio Viborgskiy estuvo mucho tiempo de rodillas un anciano canoso, con la cabeza agachada, en silencio derramando lagrimas, dando gracias al Dios Escondido y triunfante.
El anciano regreso triste y pensativo. Puede ser que en la hora de las muchedumbres triunfales y de los alegres Hosanna el ya preveia su Via Crucis, por el cual dentro de poco iba a caminar. El ya no hace cabeza en la Archidiocesis, pero debe, como sufraganeo y ayudante del Ordinario, soportar el peso de los acontecimientos que inexorablemente iran sucediendose”.


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